La inteligencia artificial o IA es un término común en los últimos años. Esta innovación es la mejor aliada para prestar asistencia al cliente, participa de los procedimientos quirúrgicos, compone música y, ahora, resuelve misterios a lo Sherlock Holmes en la biología molecular.
¿Quieres conocer los detalles? En Nación Virgin nos vestimos de científicos para entregarte toda la información al respecto.
El proyecto AlphaFold resuelve el misterio de las proteínas
Durante cinco décadas, la comunidad científica internacional ha querido resolver el misterio de las proteínas y su plegamiento.
Para explicarte lo anterior de forma sencilla: la proteína tiene la particularidad de que se pliega sobre sí misma, creando un efecto tridimensional por las microestructuras que se forman. El gran problema es que si este plegamiento no se hace de forma adecuada no podrá operar correctamente en cualquier sistema biológico.
Pues bien, la compañía DeepMind, de la que Google es propietaria desde 2014, ha señalado que puede pronosticar con precisión (modelado) el plegamiento de las proteínas a través de modelos 3D.
AlphaFold -como se le ha nombrado al código utilizado- modela formas desde cero, sin usar proteínas resueltas como plantillas previamente. Mediante redes neuronales, se puede lograr una alta precisión de la estructura de las proteínas y realizar predicciones de estas moléculas de forma completa.
¿Qué implica este progreso?
En palabras de John Moult, reputado biólogo computacional, el problema relacionado con la precisión de las estructuras es ya un caso cerrado.
Este avance augura nuevos progresos en el campo de la medicina porque va a permitir una nueva generación de fármacos de mayor eficiencia, por ejemplo.
Andrei Lupas, biólogo evolutivo del Instituto Max Planck de Biología del Desarrollo en Tübingen, va más allá y habla de revolución en el campo de la biología molecular: “esto cambiará la medicina. Cambiará la investigación. Cambiará la bioingeniería. Lo cambiará todo”, declaró.
Y es que AlphaFold ayudó a su laboratorio a encontrar la estructura de una proteína que no pudo resolver en una década.
En fin, la inteligencia artificial ha podido resolver en minutos, incluso pocos días, lo que ha tardado muchos años en resolverse y se espera que el impacto de este logro sea mayor en los años por venir.